Nace
Marihierva tenía el corazón roto. Si bien Vladimir calmaba con baldazos de erostismo ese fuego interior que la devoraba, su corazón le pertenecía inevitablemente a Luis Fernando, quien se encontraba en manos de
Luego de servirles la cena a los Eckerman subió al altillo donde todos los días comía en la más absoluta soledad. Esa noche decidió que comería algo liviano para poder ser ligera como una pluma en el escenario. Y mientras cenaba tres lechones con licuado de banana, Marihierva no hacia mas que recordar las palabras de su querida hada madrina (Rafaela Carrá para aquellos que no leyeron los capítulos anteriores): “cuando frotes 50 veces tus pezones te convertirás en Lía Trocet, la reina de la cumbia”. Marihierva se puso de pie violentamente y eructo con tanta fuerza que se sacudieron hasta los cimiento de la casa y luego grito con toda la fuerza que le salía del corazón: “Hoy cumpliré con el designio que Dios me impuso” (no parece para nada Marihierva ¿verdad? Lo que ocurre es que debimos traducir lo que realmente dijo, porque era imposible de entender dada la cantidad de carne de lechón que tenia en la boca, esa costumbre de hablar con la boca llena la tiene desde que vivía en el jacal, pero además decía demasiadas veces algo así como mover los glúteos y las mamas).
Luego de pedirle a la vaca Jacinta y al gallo Jacob que la protegieran desde el cielo, comenzó a frotar sus pezones. Cuando llego a la frotada número 50º, y algo excitada por cierto, noto como una fuerte luz inundaba su habitación. De repente comenzó a elevarse en el aire mientras se escuchaba un coro de enanos castrados que entonaban la primera estrofa de

Marihierva luego transformarse en Lia Trocet
-“Ya soy Lia Trocet, ahora a triunfa. ¿Pero como llegare hasta la bailanta de
-“No te hagas problema rubia yo te llevo. Me mando tu hada madrina”
Marihierva giro su cabeza y no pudo creer lo que vió. Era Pity Álvarez en su porro gigante intergaláctico que venia a buscarla para que cumpliera con su misión. Marihierva no lo dudo, y luego de un esfuerzo enorme por equilibrar el porro gigante que casi cae por la contundencia corporal de nuestra protagonista, los dos se fueron volando hasta el local bailantero de
Cuando llegaron a
¡Ahora era una diva, era Lía,


Aquí vemos a
No hay comentarios:
Publicar un comentario